La razón de la crisis , es la crisis de la razón… basta
con acceder a las noticias titulares de
cualquier medio , cualquier día , en cualquier idioma, para darnos cuenta de que la crisis se ha
convertido en el pánico nuestro de cada día .
Ya nos acostumbramos a vivir con él , pensando en no pensar
en él: pero con la certeza de que está
allí , agazapado , acechando , esperando a encontrarnos con él en cualquiera de sus modalidades:
violencia crónica, cataclismo ecológico, enfermedad
pandémica , discriminación, intolerancia, terrorismo, fundamentalismo,
narcopolítica …
Pero entre todos
los jinetes apocalípticos de este tercer milenio , el más cruel y
devastador es el que vive dentro de nosotros mismos… y se llama soledad
…ese fenómeno planetario que marca
el paradigma de nuestra era: entre
más medios y tecnología creamos para
podernos comunicar, más indefensos y
solitarios estamos… Hoy, cada chango vive
colgado de su propio mecate;
virtualmente aislado,
incomunicado, enredado, pero “on line “…
LA FABULA DEL CHANGO DIGITAL
Érase una vez un chango que bajó del árbol y convenció a
otros changos de que bajaran también... y entonces inventó la comunicación y se descubrió ser humano... ¿Que chango tan listo... no?
Érase una vez un ser humano acostumbrado a pintar y cantar cuentos, que otros aprendían,
recordaban y cantaban o pintaban en
común, y así se descubrió la cultura... inventó las letras y comenzó a dejar
testimonio de lo que veía, conocía, temía y también de lo que imaginaba, para
comunicárselo a los demás ...
Érase una vez un humano que para dejar huella inventó la
imprenta... su cerebro y su mentalidad cambiaron poderosamente.
Al mismo tiempo su
mente y su forma de comunicarse... la cultura
se hizo común a través de los medios, extendiéndose tanto, que de
repente los medios se convirtieron en la cultura, y la cultura en los medios...
¿Que humano tan listo... no? Pues ni tanto, porque allí no termina el cuento, sino que comienza
otra historia...
Érase una vez un chango acostumbrado a bajar por todos los
medios, todo el conocimiento acumulado por miles y millones de changos que ni
conocía, ni necesitaba conocer...
El medio era la cultura y la cultura era una necesidad
comunitaria, pero también un motivo de crear identidades y proliferar las
diversidades...
De repente, los changos electrónicos del tercer milenio,
hemos re-descubierto que la cultura, los medios, las identidades y las diversidades
están superando nuestra capacidad de
asimilación…que estamos tan preocupados por la “cantidad” de información, que
estamos diluyendo la “calidad” de nuestra cultura...
Que la reacción ante la cultura global es la fragmentación
de audiencias...
Que entre mas queremos conocer de otros pueblos, más nos
debemos aferrar a nuestras raíces...
¿De que han servido tantos siglos de cultura, de evolución?
Tal parece que la
frase esa de “y vivieron felices para siempre”, es tan solo una broma macabra...
Si al final del cuento cada quien se está subiendo a su
propio árbol... el chango prehistórico y el chango electrónico han vuelto a ser
los mismos ... incomunicados... temerosos de bajar a la tierra, incapaces de
experimentar la realidad... bueno... viéndolo bien ... que changos tan tontos
¿no...?
Y colorín, colorado... este cuento no ha terminado; es
curioso, pero en la era del hombre posthumano y digital, en la era que nos tocó
vivir, muchos conceptos relativos a lo
común, la comunidad y la comunicación
son conceptos “boomerang” o paradigmas, cuyas partes más opuestas
encuentran unidad por los extremos...
TRES PARADIGMAS … ( - PARA
¿ WHAT …?)
El primer paradigma
es precisamente el concepto de ser o no ser humano... ya que entre más
civilizados o evolucionados somos, mas nos alejamos del humanismo, y lo
humanitario... El segundo paradigmas es
el concepto de espacio público... los espacios donde mas se nos privan
precisamente de nuestros derechos como personas...
El tercer paradigma lo ocupa el espacio donde las
comunidades son “virtuales”, en donde la
comunicación debería ser virtualmente
una utopía...
Aquí la contradicción está en que la creciente creación de
comunidades vía internet nos está privando de la posibilidad de comunicarnos
efectivamente... la diversidad es lo único común en nuestros tiempos...
En esta parte de la evolución, está la revolución tan
esperada... Las comunidades de internet, tan criticables por propiciar la comunicación impersonal, es
la tierra donde ha florecido en forma
natural, la democracia, el derecho a ser distinto, la libertad de expresión, el
deber de comunicar lo que es justo...
EL HOMO-GADGET
Hoy, si quieres ser alguien, necesitas tener número celular, dirección web, e-mail, nickname,
password, blog, username y otros alias
electrónicos que te dan identidad en el mundo real, y en el virtual… Ahora
tenemos chance de vivir en dos planetas al mismo tiempo… De inventarnos una
personalidad “on line”, y cambiarla cuando queramos…
El rollo es que ahora no es tan importante lo que te aprendas, sino la cantidad de
información que puedas procesar y
almacenar en el gadget personal de moda…
Ya no hace falta ser muy galán o tener para manejar una
nave “acá”, o ser un “cerebrito” con una supermemoria… hoy, la inteligencia es
virtual, y la memoria se mide en gigas…
Es más, ya cada vez necesitas menos lana, para tener el
mejor gadget del mercado…
Y la neta, es que queremos el mejor celular multimedia, con
funciones que nos mantienen clavados en la pantalla del gadget hasta que las
dominamos… ¿O ellas nos dominan…?
¿No será que el truco está en poner la tecnología a nuestro
servicio, para que cada vez estemos más obligados a tener el servicio de la tecnología…?
¿Sabemos siquiera lo que significa “gadget”
¿Pero si de repente, un día amaneciéramos con la sorpresa
de que los gadgets, ya no existen…?
¿Podríamos
sobrevivir, ya no como personas o como generación; sino como especie
planetaria….?
¿Qué es más importante, el hombre o sus gadgets… el huevo o
la gallina?
Se dice que todo comenzó hace dos décadas, en la era en que
el video globalizó un planeta y la electrónica transformó la tecnología en
placer...
La revolución entro por los ojos y se extendió por los cinco sentidos... de los cinco continentes...
La ultima generación de la prehistoria digital, la nuestros padres, fue la primera que rompió con el rito de jugar en
forma tribal...
El ping y pong de una animación digital que se ríe de ti
cuando fallas, les resultó irresistible... y la necesidad de enfrentarse a un
contrincante de carne y hueso se convirtió en una obsesión por subir al
siguiente nivel... tan solo para ponerte
a prueba una y otra vez, crear tus propias estrategias, superar al máximo adversario
jamás imaginado... retar a tú propio yo...
Todo esto comenzó simplemente a manera de juego, pero la
evolución de los juegos electrónicos marcó la brecha del nuevo milenio, cuando
Pac-Man adquirió superpoderes y se convirtió en un golem tridimensional,
hiperviolento, ultramaléfico: y definitivamente cada vez mas real, mas popular
y más irresistible...
Pero así fue como a nosotros nos tocó aprender a jugar: Los
codos sucios y las rodillas raspadas quedaron en otro siglo,
en la otra realidad, en la de
la calle donde se jugaba entre “vagos”
y “amistades peligrosas”
aprendiendo de los “malos” la tentación de los malos hábitos, conociendo a plena luz,
el oscuro significado de las palabras
prohibidas... Así era antes, en el mundo
de antes, en donde los padres te prohibían salir a jugar, aunque hoy hagan lo
imposible para que te salgas del
juego... luego entonces, ¿a qué le estamos jugando?
Hoy el reto contra ti mismo, lo marcas tú en la intimidad,
con una personal e interminable lucha por conquistar realidades paralelas cada
vez más complejas. Tan solo restringidas por tu poder de asimilar la
tecnología... pero tan infinitas como tu propia capacidad de soñar...
Sin embargo, en el nuevo planeta digital, el
interrelacionarse a través de la afición a la electrónica es una de las nuevas
tendencias del milenio; crecen las comunidades, los retos aumentan y las nuevas
tribus compiten por la conquista de records y scores, mientras esperan
impacientemente que las nuevas versiones de juegos cada vez más especializados
salgan al mercado para devorarlos con toda ansiedad... la pregunta es: ¿Quién
devora a quién...? La maquina al hombre, el hombre a la máquina, o el hombre al
hombre mismo...
La frase aquella de que el peor enemigo del hombre, es el
hombre mismo, en este tercer milenio es mínima...
Pero si la vida es sueño, el infinito es la última
frontera, la realidad supera la imaginación y la soledad es la peor enfermedad
de nuestros tiempos; entonces jugar
contigo, contra ti mismo y ganar o perder, no es tan malo como a otros les
puede parecer... por que si no es así, entonces ¿a qué le estamos jugando..?
RECICLANDO EL FUTURO
Se dice que no hay nada nuevo bajo el sol... Que ya todo
esta escrito... Que en este tercer milenio la cultura es una maquina de
reciclaje... Que el postmodernismo significa que ya hemos perdido la capacidad
de crear...
Quienes miran a través de la lente de una prehistoria
digital, no pueden entender que hoy, la cultura y el conocimiento no son
propiedad ni pueden ser propiedad de nadie:
Sí todo esta en la red, y la red es para todos y las reglas
las impone quien puede acceder a la red y
puede utilizar sus recursos...
¿Quién tiene más derecho sobre la creación...?, ¿El autor
o el actor...?
¿De que sirven miles de años de cultura si no podemos aprovecharlo, aplicarlo a nuestra realidad,
actuar como mejor nos parezca...?
En este planeta virtual el derecho de actuar, es tan
poderoso como el derecho de autor...
¿Por que imponer reglas y leyes a un planeta virtual en
donde la primera regla, es la libertad
de acceso, la democracia digital,
la no discriminación del conocimiento…?
Quién dice lo que es legal y qué es ilegal...
¿Bajar información
de la red, si lo es?, ¿Pero utilizarla, no?
¿Copiarle un CD a un amigo, si?, ¿Pero escucharlo, no?
¿Descargar música o películas de un servidor, si?,
¿Pero verlo en la tele o escucharla en la radio, no...?
Es cierto que sin oferta, no hay demanda, pero si no
hay delitos ¿para que imponer leyes...?
EL LUJO DE MORIR EN EL TERCER MILENIO
Tenemos la certeza
de que sin espectadores, no puede haber
espectáculos... Sin público, no hay aplausos, y sin libertad... pues
nada más, no hay futuro, aunque el cliché dicta que lo único de lo que todos
tenemos seguro desde el momento de nacer,
es que algún día nos tendremos que
morir...
Es tan grande nuestro miedo a la muerte, que nos aferramos
desesperadamente a buscar remedios, amuletos, soluciones mágicas, esotéricas o
científicas que nos permitan vivir
más... Un poco más... Un día más... una hora más...
Hace un siglo, la edad promedio para morirse, era de 60
años... Hoy, si nos cuidamos, podemos llegar hasta los 80... Y dentro de
veinte, a lo mejor llegaremos a los
100... Y aún existe la posibilidad de que ya bien muertos, nos mantengan
congelados, con la esperanza de que algún día podamos resucitar...
Es curioso, pero entre más buscamos el secreto para
conservar la vida, menos disfrutamos de ella; el placer de comer, se ha transformado en un
conteo sistemático de calorías, azúcares y grasas; nos volvemos vegetarianos y
exigimos comida orgánica, tan solo para
alimentar con penitencias, el pecado de
poder vivir y morir libres de culpa.
Y en lugar de utilizar el corazón para amar, lo conectamos
vía satélite a un hospital. La resignación ante lo inevitable lo transformamos
por la adicción al bisturí... Y cambiamos nuestros órganos inútiles, por piezas
nuevas o seminuevas de otros cuerpos...
Solo para darnos cuenta de que la muerte ajena, es lo que nos mantiene con
vida...
Es muy probable que algún día podamos cambiar nuestro viejo
cuerpo por otro en mejor estado... ¿Pero entonces... De que nos vamos a
morir...? y ¿Cuánto cuesta morirse...?
Hoy, la muerte te puede sorprender disfrazada de SIDA,
HEPATITIS, CANCER, GRIPE AVIARIA... VIOLENCIA CITADINA... TERRORISMO o
simplemente, del INEVITABLE DESTINO...
Pero si logramos superar toda la lista de causas y
probabilidades de que la fatalidad nos encuentre ¿de que nos vamos a morir...?
¿De viejos... No...?
Lo más seguro es que algún día el aburrimiento nos termine por matar...
La muerte, va a ser un lujo, y la vida, una esclavitud...
Decía un sabio, sabiamente... Entre más conozco de la vida,
menos disfruto de ella... Entre más sabio creo ser, más me alejo de mi niñez; y
entre más me preocupo por vivir, más añoro la
muerte...
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