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¡It’s my party…! Bitácora del Autoexilio No. 9 por: Luis de Llano

 

Bitácora del Autoexilio

No. 9

 


 

¡It’s my party…!

 

 

LUIS DE LLANO M. | 9 DE JUNIO DE 2020

 

Aún no amanece, pero ya “los pajaritos cantan y la luna ya se metió”. Por supuesto, al escribir esta frase robada de esta canción (que huele y sabe a pastel, velitas, piñata y que sin lugar a dudas todos nos sabemos de memoria, la hemos cantado y nos la han dedicado), no puedo dejar de esbozar una sonrisa… ¿y  saben por qué?, pues muy sencillo: ¡Hoy es mi cumple¡

 

Aunque estos días en que salir o no salir a confrontar la “nueva normalidad” (que tiene todo, menos ser nueva, ni normal), hemos decidido mi familia y yo que aún sigue siendo el  tiempo de permanecer en casa y solamente salir cuando sea absolutamente necesario; y esto, traducido a mi momento cumpleañero significa que hoy tendré que quedarme en casa y tener por primera vez en mi vida una “fiesta de aniversario” virtual, como muchos de los festejados durante este periodo de contingencia lo han tenido. Lo màs seguro es que hoy reciba muchas videollamadas de mis familiares y amigos, y posiblemente en a alguna hora me canten las mañanitas vìa zoom,  pues así es como ahora se ha puesto de moda hacerlo en estos tiempos de “cercanía distante” y abrazos on line.

 

Aún así me la pienso pasar muy contento y aunque por la cercanía familiar es casi imposible organizar  una fiesta sorpresa en casa, he logrado captar esas sutiles miradas conspiratorias entre mi mujer y mis hijas, y algunas frases de complicidad que me indican que algo se está cocinando a mis espaldas; y no es solo una metáfora, pues desde ayer en la tarde el acceso a la cocina me ha sido prohibido, aunque el aroma a pastel recién horneado es algo imposible de ocultar.

 

Yo, por lo pronto, finjo demencia, agradezco el detalle y dejo que ellas planeen esta fiesta, que curiosamente no será la primera vez que me ocurra de una manera virtual, pues como en una especie de “déjà vu”, y como ya se los había estado platicando a través de mis anteriores entregas de esta Bitácora del Autoexilio, en mi imaginación literaria esta escena de una fiesta sorpresa con una celebraciòn virtual, ¡ya la había imaginado!. Y como hoy es mi cumpleaños, y como dice la canción sesentera de Lesley Gore: “It`s my party and i´ll do what i want to...” pues he decidido, si a ustedes les parece bien y me quieren acompañar, transcribir el último capítulo de mi libro “El OrbiX” en donde sucede una mi fiesta virtual de 100 años de vida, y a continuación se los comparto.

 

Capítulo 48

“Regreso al futuro”.

 

La intensa luz que envuelve mi conciencia se apaga lentamente, terminó mi experiencia como viajero “rockstar” de la curva cuántica del tiempo.

 

Ahora abro los ojos y tengo la sensación que mi viaje ha finalizado, en cuanto la cúpula del OrbiX deja de girar.

 

Me levanto aletargado, pero feliz, del sillón central de esta cámara hemisférica y una voz sintética me anuncia, ahora sí, el fin de mi experiencia inmersiva navegando a través de la tecnología y la comunicación entre dos siglos y dos milenios.

 

Me cambio de ropa y guardo mi traje háptico para futuras en la Agencia de Viajes y salgo del OrbiX, con un sentimiento de nostalgia pero con la certeza de que este no será mi último viaje, ni mi último cumpleaños, sino el primero de muchos más, ¿a dónde iré en mis próximas aventuras? No lo sé, quizás más allá del mañana… pero estas casi siete horas que he podido disfrutar como regalo de cumpleaños me han cambiado la perspectiva y como en todos los viajes de regreso, me siento un poco cansado. Tendré que tomarme unas vacaciones de estas vacaciones. Bostezo, me estiro y me cambio de ropa en el vestidor.

 

Antes de salir, la guapa y luminosa edecán biótica Annette me entrega un dispositivo compatible con cualquier hardware en donde se atesora la memoria de este viaje y con este nuevo “souvenir” me doy cuenta de que ya puedo subir a la Big Data los momentos que he recuperado de mi pasado y conectarlo en cualquier momento en el que quiera revivir mis experiencias y las de otras personas que han compartido me espacio y mi tiempo.

 

Salgo de la Agencia, mi interfase subcutánea U.P.S. se activa y me informa que son las seis de la tarde y tengo 20 videollamadas perdidas.

 

Me subo al ascensor y reviso mis mensajes. Cinco de ellos están marcados con la clave “Faby” y por supuesto, cuando te llama tu esposa cinco veces y no has contestado, no lo piensas dos veces: tienes que comunicarte de inmediato o atenerte a las consecuencias.

 

En cuanto llego al mezzanine del Hyper Inlet Park activo en mis lentes en modo videollamada y Faby me contesta de inmediato: “Hola amor tengo cinco mensajes tuyos”, le digo con un tono casual “qué se te ofrece…”

 

Ella me mira a través de la pantalla, contiene la respiración por un momento y me responde con ese gesto inconfundible que presagia una tormenta.

 

“¿Qué tal tu viaje…? de seguro debes de estar agotado… si, ya sé, estuviste desconectado seis horas y hasta ahorita pudiste comunicarte ¿verdad…?

 

Yo tan solo asiento con la cabeza y antes de que pueda abrir la boca, ella me interrumpe y sé por experiencia, que lo mejor será quedarme callado y aguantar la avalancha que ya viene…

 

“No se vale Luis… pareces niño chiquito… ¿para qué te sirve tener agendas electrónicas con todos los gigabytes de memoria del universo, si no puedes acordarte de cosas tan sencillas como el compromiso que tú y yo teníamos hoy…? y antes de que pueda decir algo, continua el tsunami…

 

“Claro, estabas tan emocionando con tu viaje por el ese OrbiX, o como se llame, que no te acordaste que hoy teníamos visitas en casa…”

 

Yo trato de hacer memoria y me doy cuenta de que no me acuerdo o se me pasó por completo ese “pequeño detalle”... Vagamente recuerdo que una noche, no hace mucho, Faby me dijo mientras veía el estreno de la doceava temporada de la serie retro “Dark Matter”, o alguna por el estilo:

 

“Luis… no se te vaya a olvidar que mi hermana y su marido vienen de Monterrey y ya quedé con ellos de verlos aquí en la casa para comer...”

 

“Por favor, ese día no hagas otro compromiso… llega a tiempo, porque siempre me haces lo mismo… me choca tener que inventarle a los invitados el viejo cuento ese de que “Luis ya viene en camino, no debe de tardar, ustedes saben, anda un poco ocupado…”

 

“!Ups! primer strike... otra vez la regué “pienso preocupado mientras la culpa se me acumula en la conciencia y trato de explicar lo inexplicable…

 

“Es que… mira Faby… no es pretexto, pero… como es día de mi cumpleaños en la Agencia me ofrecieron un paquete VIP, y como hoy es completamente gratis, pues les dije que sí… y bueno… estuvo sensacional y deja te cuento que…”

 

Faby me interrumpe y ya no puedo aplicarle la técnica de cambiar la conversación hacia otro tema.

 

“Luego me cuentas tu cuento… ¿ya vienes en camino?, pues no te preocupes… vente con calma… mi hermana y su esposo te estuvieron esperando, y ¿qué crees?… tiene cinco minutos que se fueron de la casa… y claro, yo tuve que inventarles un drama como de telenovela de hace 50 años, y lo que más me molesta, tuve que poner otra vez mi cara de vergüenza y decirles: “perdonen, pero disculpen, pero lo siento mucho… creo que ya no llego…” “…!ay Luis de Llano!... tienes cien años, y no cambias...”

 

“Houston, tenemos un problema” pienso bastante consternado “Ups… este es el segundo strike”.

 

Cuando llegue a mi casa ¡más vale que me vaya preparando para “la fiesta” que me espera...!

 

A ver si no termino con el pastel y las cien velitas decorando mi cabeza como sombrero… la imagen me causa una risita nerviosa que Faby detecta al instante.

 

“Y ahora te da risa… muy chistosito, ¿no?... Mira Luis de Llano, no te quiero arruinar el cumpleaños con reclamos… Aquí lo dejamos… pero cuando llegues a la casa, ya no voy a estar esperándote… Prefiero irme a mi sesión de yoga gym tántrico a relajarme un poco… te veo más tarde”.

 

“Por cierto, cuando llegues no hagas mucho ruido porque Kit Kat ha estado muy raro… dejé a “TU“ gato robot en modo “hibernando” porque todo el día se la ha pasado maullando y ya van tres veces que tengo que reiniciarlo… mañana lo tenemos que llevar a servicio porque deja su estática solidas por todos lados… ¡es una lata tener que ionizarlo a cada rato...! te lo dije... pero como siempre no haces caso… ¿para qué quieres un gato-bot que ni vas a programar, ni le vas a dar sus pastillas energéticas, ni nada… porque lo terminaré haciendo yo?… pero de que se le mete una idea a el Señor de Llano… bueno ni cómo ayudarte…”

 

“En fin hablando de programar y de alimentar a la mascota, te deje programada la procesadora de alimentos. Llegas, comes y te acuestas, por favor”.

 

“No te me vayas a poner a ver “tus” series de ciencia ficción porque ya sé que te vas a amanecer pegado a la pantalla… y mañana tenemos que levantarnos temprano…”

 

“Y por favor, no se te vaya a olvidar que mañana cumple diez años nuestra nieta Rita, y su tía Roberta, su mamá Aitana y su hermanita July le van a hacer una fiesta en grande… ya preparé cup cakes, ensalada mediterránea y unas brochetas yakitori”.

 

“Toda la familia va a llevar algo para la fiesta y no me gusta llegar con las manos vacías, más tarde que el mago y los payasos… o como la otra vez… después de la piñata… sería horrible que una vez más, nosotros, sus abuelos, llegáramos tarde”.

 

“Por lo menos con eso me vas a complacer… ¿verdad Luis?”.

 

“Fíjate que Rita, su hermana y sus primitos están muy ilusionados con la fiesta… No nos falles Luis… no nos falles”.

 

“Nos vemos al rato… ya no te quiero abrumar, pero déjame decirte que eres… ¿cómo te explico?… Eres… ¡de lo peor Luis de Llano Macedo!, pero con todo y todo !te amo!… mi “chumino centenario...” ja, ja, ja…”

 

“Tercer Strike, ¡estoy ponchado¡” me río algo forzado y tan solo acierto a decir “yo también te amo”, y cierro la boca pues a estas alturas, prefiero ya no decir ni pio.

 

Faby me cuelga, me desconecto y mientras me subo al Aero Cab que me espera afuera del Hyper Inlet Park pienso que ojalà después de la tormenta, venga la calma.

 

Cuando llegue a casa ella ya no estará, y posiblemente cuando regrese el coraje ya se le haya pasado… pero me urge salir de aquí. Ya quiero llegar a mi casa y sin que el sistema autobot me lo pregunte le ordeno que me lleve, literalmente “volando”.

 

En tan solo cinco minutos recorremos el Aeroférico de esta Gran Tech-noxtitlàn y desde las alturas puedo ver que la ciudad es un espejo de luces que refleja perfectamente al cielo estrellado.

 


 

Ya no hay contaminación en el cielo, el horizonte se pierde a lo lejos y ahora más que nunca ver la Gran Tech-noxtitlan a 50 metros del suelo es un gran espectáculo.

 

El Aero Cab aterriza en la azotea de la Torre Xitle. He llegado a mi hogar.

 

Me bajo del taxi volador con la maleta en la mano, tomo el ascensor que baja hasta el piso 56, donde vivo, y en la puerta de mi casa el sensor retinal me pide que me quede quieto y mire fijamente a la pantalla del lector para verificar mi huella de acceso.

 

Miro una vez, dos veces y a la tercera ocasión simplemente me doy cuenta de que algo extraño sucede; y si falla de nuevo, pues simplemente yo no voy a pasar por el bloqueo de seguridad codificado.

 

Pensando ya en que no entraré a mi casa, con algo de extrañeza y ansiedad me acerco, empujo la puerta y esta se abre lentamente, pero las luces del interior no se activan como está programado.

 

Algo raro está sucediendo, pienso, y me introduzco sigilosamente a mi hogar…

 

“¡Hola… ya llegué…!” digo en voz alta… “¿Hay alguien aquí?”. Pero solo el silencio me responde, camino dos pasos en la oscuridad total y de repente todas las luces se encienden. ¡Wow!, por puro reflejo doy un salto, se me cae la maleta de la mano y me quedo congelado…

 

“¡Sorpresa!” me dicen a coro más de 100 personas, “!Felicidades¡” y antes de que reaccione, todos se acercan hasta donde estoy y me dan un abrazo grupal que me deja anonadado, pues es a través de la realidad virtual 4D y la energía es tremenda.

 

Las notas de  las mañanitas” comienzan a sonar y me doy cuenta que un conjunto de músicos cyborgs tocan a máxima potencia guitarras y trompetas electrónicas mientras cantan con acento metálico ¡disfrazados de mariachis!.

Toda la sala está decorada con mini drones de los que cuelgan globos metálicos, en la mesa hay un gigantesco pastel rodeado por cien velitas láser que chispean por todos lados, y revoloteando de lado a lado una pantalla virtual proyecta el letrero “Feliz cumpleaños Luis ¡ya eras centenario¡”.

 

Fabiola se ríe a carcajadas al verme con esa cara de sorpresa que me tiene con la boca abierta y los ojos como platos. Se acerca hacia mí, me dice ”felicidades mi amor¡” me da un gran beso que desde sus lejanas terminales con cámara interactiva todos celebran, y como por arte de magia el alma me regresa al cuerpo.

 

Comienza a sonar “El Danubio Azul” y en la pantalla curva una estación espacial gira alrededor de la tierra, al compás del vals clásico de muchas fiestas de XV años, pero al estilo de Odisea en el Espacio (qué ironía y que buena puntada).

 

Fabiola se ríe sospechosamente y ya sé de quién ha sido la idea de esta fiesta sorpresa y todo el teatro de hacerme sentir peor que una cucaracha por haberme olvidado del compromiso.

 

Ella lo adivina, me dice “perdón”, con esa picara mirada que me fascina, me extiende la palma de su mano y con este simple gesto me pide que la acompañe a bailar.

 

Por supuesto, yo le hago una caravana, la tomo por la cintura y juntos “abrimos la pista” y con esta señal, todos se unen al baile, cada quien desde su hogar pero presentes en mi casa y en mi cumpleaños a través de la realidad aumentada por la tecnología 4D.

 

Mientras damos giros entre las parejas miro a mi Fabi. No cabe duda que a la mujer de mi vida los años la han hecho cada vez más hermosa, si esto es posible.

Desde la primera vez que la vi, y hasta hoy cada vez que está frente a mí pienso con el corazón y la miro con el alma. Y me pierdo irremediablemente en mi reflejo en sus pupilas mientras bailamos abrazados…

 

Mi familia: mis hermanas y hermanos, mis hijos, mis hijas, cuñados, yernos, nueras, mis nietos, biznietos, mis tías y mis sobrinos, mis amigos, mis cómplices y mis colaboradores, todas las personas que más quiero en esta tierra y en esta vida giran junto a mí, tomados de la mano por medio de sus proyecciones avatáricas que acortan la distancia pues sus sensores y los mìos tienen la capacidad de replicar el tacto, el leve apretón y  la calidez de una mano, aunque el contacto humano y la energía corporal nunca jamás podrán  ser sustituidos.

 

Y en la pantalla virtual veo sonreír a los personajes del viaje de mi vida que están de regreso quizás porque siempre estuvieron aquí, capturados en mi memoria:

 

Laika ladra que da gusto y los Beatles le dan el paso a un robot de brazos como tentáculos que de seguro viene de turista desde Marte.

 

Y más allá están moviéndose de un lado a otro, como en coreografía de chambelanes: Stephen Hawking, Orson Welles, los Rolling Stones, los asustados neoyorkinos que ya se acostumbraron a la invasión alien, los rockeros, Aldoux Huxley, Bach y Beethoven, Van Gogh, Julio Verne, los niños y jóvenes que crecen “libres de clembuterol”, la Gran Tech- noxtitlan y muchos más invitados a este mi “viaje mágico y misterioso” que ocurrió durante el tour con el que hace unas cuantas horas viví el viaje virtual de mi propia vida, entre el pasado, el presente y el futuro.

 

El OrbiX no podía faltar y para hacer más espectacular su llegada lanzó un potente rayo de luz que nos envuelve y atrapa proyectando en 4D las figuras de mi abuelo Francisco, de mi abuela Julia, de mi padre Don Luis, de mi madre Rita y de mi hermano Miguel, y poco a poco todos los que amé y ya no están en este plano terrenal me sonríen y me abrazan.

 

Mi yo virtual aparece (por supuesto si yo soy él y él es yo, es para ambos esta fiesta), se eleva hasta el techo de mi casa y nos grita: “¡Atención humanos, robots, animales, alienígenas, post humanos y metadatas… todos volteen hacia el cielo y griten ¡WHISKYYYY¡”.

 

Mi otro yo nos toma la selfie oficial y la imagen que se congela se convierte en zettabytes que se almacenan en el nanochip de mi biopic, en la eternidad de la Big Data.

 

Esta es la mejor fiesta de mi vida, porque ahora sé que la vida es una fiesta sorpresa, emocionante e inolvidable que todos los días hay que celebrarla en grande…

 

Este día, 9 de junio de 2046 cumplo cien años y a mis cien años se cumplen mis sueños, y desde aquí puedo sentir que el ayer, el mañana y el hoy se tocan en ese horizonte cósmico donde coinciden el tiempo y el espacio… Si la vida es sueño, voy a soñar que vivo y así podré estar seguro que nunca jamás voy a despertar…

 

Y mientras termino de transcribir estas últimas palabras de mi libro El Orbix, el sol entra por mi ventana, y sus cálidos rayos me abrazan como festejando mi cumpleaños, o por lo menos esa es la sensación que me provoca este tipo de viajes imaginarios del futuro al presente y viceversa.

 

Pero cuando ya estoy a punto de entrar de nuevo en un letargo somnífero (esos 5 sabrosos minutitos de sueños que nos concedemos después de que suena el despertador), el presente me asalta en forma de un coro de voces que me hacen pegar un brinco de cama y del reino de Morfeo al presente: “¡Felicidades papá!” me dicen mi hijas con todo el poder de sus voces infantiles, el perro también entra a mi cuarto y se une al coro; y detrás de ellos aparece Fabi para decirnos: “!Anden niñas, ándale Luis, levántate ya¡ el desayuno está listo y se va a enfriar, y saquen a ese perro de aquí… anden todos, sálganse ya, y dejen a su papá en paz…

 

Por supuesto, mis hijas saben que esa es la “frase mágica” que quiere decir “déjenos solos un momentito” y todos, incluyendo a nuestra mascota que no sé cómo, pero adivina que hoy no es un día normal, salen corriendo y cantando: “Happy Birthday”.

 

Fabi abre las cortinas y se acerca hasta donde estoy yo y me dice con mucha dulzura: “Cómo amaneció mi cumpleañero”, y sin que pueda decir ni una sola palabra me da un beso como para todo el año, de esos que significan más que cualquier regalo, fiesta o vacaciones en la playa de aniversario.

 

Estoy vivo, estoy con quien más quiero y me quieren… Hoy y todos los dìas festejaré mi cumpleaños o mi no-cumpleaños, pues he descubierto que ¡Soy Feliz!.

 

Y esta la mejor fiesta sorpresa de mi vida, pues durará hasta el último día de mi existencia, a partir de hoy.

 

Gracias…

 

                     

 

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